martes, 15 de noviembre de 2011

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BULLYING II

Es un término angolosajón que alude al acoso o ensañamiento de algunos compañeros contra otros. Es cada vez más común en la Argentina. Causa severos daños y deja secuelas
"Hace un tiempo empecé a notar que mi hijo no era el mismo. Lo veía temeroso y decaído. Lo que más me llamó la atención es que había perdido la sonrisa y buscaba excusas para no ir al colegio". Con este relato Gustavo, un gerente de banco de 45 años, describe los primeros signos de alarma de una situación que se repite con una frecuencia inusitada: bullying o acoso escolar.

Este término en inglés define una variedad de violencia escolar que afecta a una gran cantidad de chicos y adolescentes. Según los especialistas, sólo se puede hablar de bullying cuando la víctima es agredida en forma repetida y durante un tiempo prolongado por otro alumno, quien muchas veces lidera un grupo que se limita a observar pasivamente.

Precisamente, a medida que se utiliza cada vez más la tecnología, los agresores "orgullosos" de sus ataques, graban sus ataques para luego difundirlos por internet y través de teléfonos celulares. Es la variante conocida como ciberbullying.

También, se valen de estos mismos medios, para acosar a sus víctimas. mensajes de texto intimidatorios, comentarios en blogs, e-mails y violentas amenezas por MSN son algunas vías alternativas, que dan cuenta de una sofisticación de los ataques.

Por eso, cuando un padre se encuentra con una situación de este tipo, por lo general no sabe cómo reaccionar y, si cree saberlo, ensaya soluciones inmediatas de dudosa utilidad.

Gustavo empezó a visitar páginas web y foros para entender con mayor profundidad la problemática. Descubrió con espanto que en nuestro país el 15% de los chicos y adolescentes padecen, de manera continuada, la incidencia del flagelo.

Y a nivel local el problema se agudiza. Según la estimaciones del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación y la Xenofobia), en la ciudad de Buenos Aires más del 30% de las personas entrevistadas señala haber vivido situaciones de discriminación de este tipo.-

El fenómeno bullying

El maltrato entre compañeros en la escuela.


El fenómeno del acoso escolar o bullying es también llamado intimidación, hostigamiento, 
matonaje o bravuconada, y, lamentablemente, se está convirtiendo en un tema acuciante de la 
realidad escolar en todo el mundo. Se trata, específicamente, del maltrato físico o verbal 
sistemático por parte de uno o más alumnos hacia otro joven o niño.

El Lic. Rolando Martiñá nos explica en este artículo de su libro La comunicación con los padres
 (Editorial Troquel) de qué se trata el fenómeno y qué hacer al respecto.

"No quiero ir a la escuela…" puede ser la primera manifestación de que un niño se encuentra en problemas.
En ocasiones, estas situaciones suelen venir acompañadas  por otros signos como dolores imprecisos, 
malestares diversos, o dificultades para salir de la cama, etc. La frase, sin embargo, suele aludir a cierta clase 
de cosas que no tienen que ver con la próxima prueba de Matemáticas o las exigencias de la profesora 
de Geografía. Y sí, en cambio, con algo que para niños y jóvenes suele ser vivencialmente más importante: la 
relación con sus pares.

En realidad, muchas veces los puntos suspensivos serían cubiertos si el chico se animara y completara la 

frase con  la explicación: "porque me hacen la vida imposible!".
El fenómeno del acoso escolar o bullying, es también llamado intimidación, hostigamiento,
matonaje o bravuconada, y, lamentablemente, se está convirtiendo en un tema acuciante de la realidad escolar en todo el mundo y se refiere, específicamente, a maltrato físico o verbal sistemático por parte de uno o más alumnos hacia otro.
Como una de las mayores dificultades en el tratamiento de este problema es el secreto que en general lo rodea, les proponemos sacarlo a la luz, comentarlo, discutirlo y en lo posible avanzar en la toma de conciencia y la elaboración de estrategias de afrontamiento familiar y escolar.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Un enemigo invisible en la escuela

Fuente: http://ar.selecciones.com/contenido/a235_problemas-en-la-escuela
Por Cynthia Palacios

Tu hijo puede ser víctima del acoso de sus compañeros, pero podés ayudarlo.

LAUTARO RÍOS* SENTÍA QUE CUALQUIER rasgo de su cuerpo o de su personalidad podía desatar un martirio para él. Sus compañeros de primer año lo tenían de punto y era el único chico con el que ellos se descargaban. Siempre había un pretexto para pegarle y hacerle bromas pesadas: primero fueron sus aparatos dentales, después sus rulos rebeldes y su aspecto tímido.

Lo primero que hizo el chico fue hablar con la preceptora, pero fue peor. No sólo no lo ayudó —diciéndole que eran persecuciones sin fundamento— sino que, al día siguiente, las cargadas de sus compañeros fueron peores. Lautaro ya no confiaba en que los adultos pudieran ayudarlo.

La vida de este adolescente se había vuelto un calvario; siempre llegaba a su casa con los útiles rotos, todo desarreglado y con algún que otro moretón. “No aguanto más. Todo sirve para meterse conmigo. Encima, me dijeron que aunque me cambie de colegio, me van a ir a buscar”, escribió el chico, desesperado, en un blog donde varios jóvenes cuentan sus penurias provocadas por el hostigamiento en la escuela.

La negativa de ir al colegio, sin causa justificada, comenzó a despertar sospechas en sus padres. Pero días más tarde, los vómitos que no se debían a ninguna enfermedad fueron la señal de que algo andaba mal dentro del adolescente y en su entorno.

Los padres de Lautaro llevaron a su hijo a un psicólogo y además hablaron con las autoridades de la escuela, pero no lograron solucionar el problema. La única salida que encontraron para este chico fue cambiarlo de colegio.

EL TORMENTO QUE SUFRIÓ LAUTARO sucede bastante a menudo en las escuelas, aunque en la mayoría de los casos no se le presta atención y se lo toma como un juego.

¿Te interesó este tema? ¿Conocés algún caso de bullyng? ¿Fuiste una víctima del acoso escolar? Enviá tu opinión
* Se cambiaron los nombres de los protagonistas de este artículo para preservar su identidad.

viernes, 11 de noviembre de 2011

BULLYING

Construcción de la Ciudadanía - Año 2.011
APORTADO POR ANA LAURA PERETTO
Acoso escolar o Bullying

El acoso escolar (también conocido como hostigamiento escolar, matonaje escolar o, incluso, por su término inglés bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia (12-13 años), siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas.
El acoso escolar es una forma característica y extrema de violencia escolar.
El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.[1]
Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por tanto, por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte (ya sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente) que aquella. El sujeto maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas (aunque estas no formen parte del diagnóstico); es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana. En algunos casos, la dureza de la situación puede acarrear pensamientos sobre el suicidio e incluso su materialización, consecuencias propias del hostigamiento hacia las personas sin limitación de edad.
Objetivos y evolución de los casos de acoso escolar
El objetivo de la práctica del acoso escolar es intimidar, apocar, reducir, someter, aplanar, amedrentar y consumir, emocional e intelectualmente, a la víctima, con vistas a obtener algún resultado favorable para quienes acosan o satisfacer una necesidad imperiosa de dominar, someter, agredir, y destruir a los demás que pueden presentar los acosadores como un patrón predominante de relación social con los demás.
En ocasiones, el niño que desarrolla conductas de hostigamiento hacia otros busca, mediante el método de «ensayo-error», obtener el reconocimiento y la atención de los demás, de los que carece, llegando a aprender un modelo de relación basado en la exclusión y el menosprecio de otros.
Con mucha frecuencia el niño o niña que acosa a otro compañero suele estar rodeado muy rápidamente de una banda o grupo de acosadores que se suman de manera unánime y gregaria al comportamiento de hostigamiento contra la víctima. Ello es debido a la falta de una autoridad exterior (por ejemplo, un profesor, un familiar, etc.) que imponga límites a este tipo de conductas, proyectando el acosador principal una imagen de líder sobre el resto de sus iguales seguidores.
A menudo la violencia encuentra una forma de canalizarse socialmente, materializándose en un mecanismo conocido de regulación de grupos en crisis: el mecanismo del chivo expiatorio. Destruir al que no es seguidor, al que se resiste, al diferente, al que sobresale académicamente, al imbuido de férreos principios morales, etc.
Tipos de acoso escolar
·         Bloqueo social
Agrupa las acciones de acoso escolar que buscan bloquear socialmente a la víctima. Todas ellas buscan el aislamiento social y su marginación impuesta por estas conductas de bloqueo.
Son ejemplos las prohibiciones de jugar en un grupo, de hablar o comunicar con otros, o de que nadie hable o se relacione con él, pues son indicadores que apuntan un intento por parte de otros de quebrar la red social de apoyos del niño.
Se incluye dentro de este grupo de acciones el meterse con la víctima para hacerle llorar. Esta conducta busca presentar al niño socialmente, entre el grupo de iguales, como alguien flojo, indigno, débil, indefenso, estúpido, llorica, etc. El hacer llorar al niño desencadena socialmente en su entorno un fenómeno de estigmatización secundaria conocido como mecanismo de chivo expiatorio. De todas las modalidades de acoso escolar es la más difícil de combatir en la medida que es una actuación muy frecuentemente invisible y que no deja huella. El propio niño no identifica más que el hecho de que nadie le habla o de que nadie quiere estar con él o de que los demás le excluyen sistemáticamente de los juegos.
·         Hostigamiento
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que consisten en acciones de hostigamiento y acoso psicológico que manifiestan desprecio, falta de respeto y desconsideración por la dignidad del niño. El desprecio, el odio, la ridiculización, la burla, el menosprecio, los motes, la crueldad, la manifestación gestual del desprecio, la imitación burlesca son los indicadores de esta escala.
·         Manipulación social
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden distorsionar la imagen social del niño y “envenenar” a otros contra él. Con ellas se trata de presentar una imagen negativa, distorsionada y cargada negativamente de la víctima. Se cargan las tintas contra todo cuanto hace o dice la víctima, o contra todo lo que no ha dicho ni ha hecho. No importa lo que haga, todo es utilizado y sirve para inducir el rechazo de otros. A causa de esta manipulación de la imagen social de la víctima acosada, muchos otros niños se suman al grupo de acoso de manera involuntaria, percibiendo que el acosado merece el acoso que recibe, incurriendo en un mecanismo denominado “error básico de atribución”.
·         Coacción
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden que la víctima realice acciones contra su voluntad. Mediante estas conductas quienes acosan al niño pretenden ejercer un dominio y un sometimiento total de su voluntad.
El que la víctima haga esas cosas contra su voluntad proporciona a los que fuerzan o tuercen esa voluntad diferentes beneficios, pero sobre todo poder social. Los que acosan son percibidos como poderosos, sobre todo, por los demás que presencian el doblegamiento de la víctima. Con frecuencia las coacciones implican que el niño sea víctima de vejaciones, abusos o conductas sexuales no deseadas que debe silenciar por miedo a las represalias sobre sí o sobre sus hermanos.
·         Exclusión social
Agrupa las conductas de acoso escolar que buscan excluir de la participación al niño acosado. El “tú no”, es el centro de estas conductas con las que el grupo que acosa segrega socialmente al niño. Al ningunearlo, tratarlo como si no existiera, aislarlo, impedir su expresión, impedir su participación en juegos, se produce el vacío social en su entorno.
·         Intimidación
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que persiguen amilanar, amedrentar, apocar o consumir emocionalmente al niño mediante una acción intimidatoria. Con ellas quienes acosan buscan inducir el miedo en el niño. Sus indicadores son acciones de intimidación, amenaza, hostigamiento físico intimidatorio, acoso a la salida del centro escolar.
·         Amenaza a la integridad
Agrupa las conductas de acoso escolar que buscan amilanar mediante las amenazas contra la integridad física del niño o de su familia, o mediante la extorsión.
Causas
·         El agresor: características psicológicas y entorno familiar
Aunque el acosador escolar no tiene por qué padecer ninguna enfermedad mental o trastorno de la personalidad grave, presenta normalmente algún tipo de psicopatología. Fundamentalmente, presenta ausencia de empatía y algún tipo de distorsión cognitiva.
La carencia de empatía explica su incapacidad para ponerse en el lugar del acosado y ser insensible al sufrimiento de este.
La presencia de distorsiones cognitivas tienen que ver con el hecho de que su interpretación de la realidad suele eludir la evidencia de los hechos y suele comportar una delegación de responsabilidades en otras personas. Así, normalmente responsabiliza de su acción acosadora a la víctima, que le habría molestado o desafiado previamente, con lo que no refleja ningún tipo de remordimiento respecto de su conducta (los datos indican que, aproximadamente, un 70% de los acosadores responden a este perfil).
La psicología actual, por otra parte, identifica en los acosadores escolares la existencia probable de una educación familiar permisiva que les puede haber llevado a no interiorizar suficientemente bien el principio de realidad: los derechos de uno deben armonizarse con los de los demás. La consecuencia es la dificultad para ponerse en el lugar del otro por una carencia de altruismo vinculada a un ego que crece a costa de los demás, meros instrumentos a su servicio, y que tiene un umbral de frustración muy bajo. Algunos autores denominan a este tipo de niño como niño tirano.
El niño mal educado en la familia probablemente reproducirá en la escuela los hábitos adquiridos. Ni respetará, ni empatizará con los profesores, ni con sus compañeros. Sus frustraciones quizá le lleven a elegir un cabeza de turco. A menudo será aquel compañero que le haga patentes sus limitaciones y carencias, o que, simplemente, le parezca vulnerable.[3]
·         El entorno escolar
Se puede dar el caso de que la ausencia en clase (o, en general, en el centro educativo) de un clima adecuado de convivencia pueda favorecer la aparición del acoso escolar. La responsabilidad al respecto oscila entre la figura de unos profesores que no han recibido una formación específica en cuestiones de intermediación en situaciones escolares conflictiva, y la disminución de su perfil de autoridad dentro de la sociedad actual.
·          La televisión
El mensaje implícito de determinados programas televisivos de consumo frecuente entre adolescentes que exponen un modelo de proyecto vital que busca la aspiración a todo sin renunciar a nada para conseguirlo, siempre y cuando eso no signifique esforzarse o grandes trabajos, constituye otro factor de riesgo para determinados individuos.
Los expertos han llegado también a la conclusión de que la violencia en los medios de comunicación tiene efectos sobre la violencia real, sobre todo entre niños.[cita requerida] Se discute, no obstante, el tipo de efectos y su grado: si se da una imitación indiscriminada, si se da un efecto insensibilizador, si se crea una imagen de la realidad en la que se hiperboliza la incidencia de la violencia, etc
·          Prevención
Se estima que la intervención simultánea sobre factores individuales, familiares y socioculturales, es la única vía posible de prevención del acoso escolar. La prevención se puede realizar en distintos niveles.
Una prevención primaria sería responsabilidad de los padres (apuesta por una educación democrática y no autoritaria), de la sociedad en conjunto y de los medios de comunicación (en forma de autorregulación respecto de determinados contenidos).
Una prevención secundaria sería las medidas concretas sobre la población de riesgo, esto es, los adolescentes (fundamentalmente, promover un cambio de mentalidad respecto a la necesidad de denuncia de los casos de acoso escolar aunque no sean víctimas de ellos), y sobre la población directamente vinculada a esta, el profesorado (en forma de formación en habilidades adecuadas para la prevención y resolución de conflictos escolares).
Por último, una prevención terciaria serían las medidas de ayuda a los protagonistas de los casos de acoso escolar.
·          Resolución de conflictos
Pese a que la figura del acoso en general atiende a un concepto de negación del conflicto al tratarse de un maltrato soterrado (incluso para la víctima, pues a ella le declaran la guerra en secreto, nunca abiertamente), tal vez podría hablarse de conflicto para simplificar el acercamiento a la materia. Y es que el conflicto forma parte de la vida y es un motor de progreso, pero en determinadas condiciones puede conducir a la violencia. Para mejorar la convivencia educativa y prevenir la violencia, es preciso enseñar a resolver conflictos de forma constructiva; es decir, pensando, dialogando y negociando. Un posible método de resolución de conflictos se desarrolla en los siguientes pasos:
  • Definir adecuadamente el conflicto.
  • Establecer cuáles son los objetivos y ordenarlos según su importancia.
  • Diseñar las posibles soluciones al conflicto.
  • Elegir la solución que se considere mejor y elaborar un plan para llevarla a cabo.
  • Llevar a la práctica la solución elegida.
  • Valorar los resultados obtenidos y, si no son los deseados, repetir todo el procedimiento para tratar de mejorarlos.
Una buena idea puede ser la de ir escribiendo las distintas fases del proceso, para facilitar su realización. En los programas de prevención de la violencia escolar que se están desarrollando en los últimos tiempos, se incluyen la mediación y la negociación como métodos de resolución de conflictos sin violencia


Material de consulta para docentes: